Un menú navideño de película
- Sabores de Cine
- 24 dic 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 27 dic 2019
La Navidad y el cine han estado siempre muy relacionados. El cine navideño llegó para quedarse y en estas fechas se impone como un género con identidad propia que abarca todos los géneros cinematográficos. Entre la última semana de este año y la primera del siguiente nos habremos enfrentado a comedias navideñas, musicales navideños, thrillers navideños, dramas navideños. De todo.
Y lo que no faltará en ninguna de ellas es la pertinente comilona en familia típica de estas fechas. En Sabores de Cine, además de felicitaros las fiestas, hemos querido aconsejaros con un menú de cine para esa comida o cena tan esperada por los cuñados de todo el mundo.
Para empezar, nada mejor que un buen caldo. En la miniserie de Netflix, Días de Navidad (2019,) comprobamos la importancia del caldo a lo largo de tres épocas distintas. Que se lo digan a Adela, interpretada por Verónica Forqué, que desde bien niña aprendió y se obsesionó con el estado del caldo, preparado a fuego lento, con sus verduras, su morcillo, su jamón, su ternera, su cerdo, su gallina. Para empezar la comida con un plato de esos que entonan.
Para internacionalizar el menú propuesto nos empapamos de las tradiciones Made in USA para acudir al omnipresente pavo asado navideño. Destacamos positivamente el pavo cocinado por Robert De Niro en Todos están bien (2009) para su familia. Es la quinta esencia del pavo asado. Lustroso, en su punto perfecto de cocinado, apetecible desde el otro lado de la pantalla, con sus verduras de guarnición y el inevitable puré de patatas. En el lado opuesto nos encontramos con el pavo que prepara Chevy Chase en ¡Socorro! Ya es Navidad (1989). La solemnidad con la que el pater familias se enfrenta al trinchado del pavo se ve reducida a una mueca, mitad sorpresa, mitad decepción, cuando el pavo se desinfla y al abrirse le carcasa del mismo se nos muestra piel y huesos.
Como no podría ser de otra manera, toda buena comida o cena debe regarse con un buen vino. El vino es el nexo de unión entre las distintas cenas navideñas que aparecen en Plácido (1961). En nuestra opinión, la gran película española cuyo argumento gira en torna a la navidad. Los momentos difíciles a los que se enfrentan los personajes se convierten en dicha y disfrute en la mesa, donde el vino es protagonista de esos escasos instantes agradables en la vida. En definitiva se trata una obra maestra desde los títulos de crédito iniciales hasta el final. Dirigida por Luis García Berlanga, con Rafael Azcona como guionista, Plácido fue la primera colaboración de ambos, y el éxito fue absoluto. De hecho fue candidata al premio Oscar a la mejor película extranjera. No ganó el premio porque tuvo la mala suerte de competir con Ingmar Bergman.
De hecho el siguiente plato que añadimos a nuestro menú es una de las piezas centrales del tradicional smorgasbord sueco que tan imponente se nos presenta en Fanny y Alexander (1982). En este espléndido retrato de época de una familia de artistas sueca, recorrido bajo el filtro de la mirada de los dos niños protagonistas, Bergman nos muestra planos inolvidables, cargados de belleza y con un componente narrativo superlativo. El barrido que la cámara hace sobre la mesa nos indica que estamos ante una suculenta cena de Navidad. En ningún caso, podemos perdernos el famoso y tradicional jamón de Navidad, llamado Julskinka, junto a Lutefisk (pescado seco) y Saffransbullar (tradicional bollo de azafrán). Pero el plato que recomendamos es el roastbeef con puré de patatas aromatizado. Fanny y Alexander es, en definitiva, una película única, íntima y elegante, y una verdadera enciclopedia culinaria visual.
Y finalmente llegamos al postre. Y al pudín navideño omnipresente en la saga de Harry Potter (2001-2011). Los banquetes pantagruélicos tan típicos de Howarts van más allá al acercarse las fechas navideñas. Tanto allí como en la casa de los Weasley, toma un papel principal este postre típico inglés. Se trata de un pastel denso y oscuro que se cuece al vapor y contiene frutos secos y pasas y (generalmente) alcohol, con un sabor parecido a las galletas de gengibre, porque también lleva gengibre, claro. A menudo se esconde una moneda dentro, que trae suerte a quien la encuentra. Se suele flambear con brandy o whisky e ir acompañado de nata aromatizada. También recordamos la receta que aparece en la serie Downtown Abbey (2010-2015), donde maceraban el bizcocho en brandy durante semanas.
Como colofón recomendamos una taza de chocolate caliente, eléctrico y revitalizante como el que ofrece Tom Hanks a los niños viajeros de Polar Express (2004). Tampoco viene mal como postre o como resopón, ya que solemos trasnochar.
Y para terminar un consejo: si la cena de Navidad se convierte en un desastre, siempre podremos hacer como la familia de Historias de Navidad (1983) de Bob Clark, quienes, tras arruinar los perros de la familia el pavo y la cena, acaban en un restaurante chino comiendo pato asado que, si bien es más seco que el pavo, también puede ser la guinda de este menú navideño.
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